La importancia de leer en silencio

La lectura, para que sea comprensiva, es imprescindible que se realice en silencio, nunca en voz alta. Leer en voz alta es una magnífica actividad para lograr expresividad, no comprensión.

En la escuela se pide a los niños que ejerciten la lectura en voz alta creyendo que primero tienen que leer decodificando, mecánicamente, para pasar después a la lectura comprensiva. Pero no es así.

Únicamente, en silencio (moviendo solo los ojos, que envían el mensaje visual directamente al cerebro), conseguimos la concentración necesaria para comprender lo que estamos leyendo. Sin embargo, al leer en voz alta el cerebro actúa sobre los órganos de la fonación, los músculos y sistemas que hacen que gesticulemos, la conexión con quien nos escucha… ¡La concentración, sin duda, no se logra con la intensidad que proporciona leer para nosotros mismos!

¿Y cómo podemos saber que los niños comprenden?, se preguntarán algunos. Para averiguarlo debemos permitir que lean concentrados, tardando todo el tiempo que necesiten hasta que caigan en la cuenta de lo que comunica el mensaje escrito. Cuando lo hayan comprendido, nos lo podrán contar sin haber pasado por el proceso de repetir una y otra vez las palabras, silabeando.

Otra manera de averiguar si hacen lectura comprensiva es hacerles preguntas acerca de lo que leyeron en silencio (aunque las preguntas no se deben referir a cuestiones relacionadas con detalles memorísticos, que pueden no recordar aun habiendo comprendido perfectamente lo leído).

Con absoluta seguridad, podemos afirmar que para comprender no hay que leer en voz alta, ¡hay que leer en silencio!