Jugar para aprender, una necesidad vital

Jugar es vital para nuestros hijos

 

Jugar es vital para nuestros hijos. Desarrollan las habilidades cognitivas que facilitan la adquisición de cualquier aprendizaje y las emocionales que fortalecen su autoestima e impulsan su convivencia solidaria.

 

Jugando disfrutan, adquieren seguridad, se concentran, se organizan y disciplinan, potencian su creatividad, desarrollan la motricidad, la precisión, la perseverancia…, todos ellos ingredientes imprescindibles para adquirir cualquier aprendizaje.

El juego es, a su vez, fundamental para impulsar valores socioemocionales de empatía, respeto, tolerancia, de alegría y disfrute compartido… ¡Todo un aprendizaje para la vida!

Como comenta David Bueno, biólogo y experto en neuroeducación, el juego es importante siempre, especialmente durante la infancia. Es la manera instintiva que tenemos de adquirir conocimientos. Es la forma controlada de relacionarse con el entorno, consigo mismo y con otros compañeros para adquirir conocimientos. El cerebro recompensa este aprendizaje con sensaciones de bienestar y así estimula nuevos juegos. Debería ser la base de cualquier proceso educativo durante toda nuestra vida.

 

Jugar para aprender

 

Se debe aprovechar el juego, ese mecanismo poderoso, inconsciente, al que el niño recurre para aprender.

Francisco Mora (neurocientífico)

 

La escuela tiene un papel primordial: enseñar a organizar y disfrutar el tiempo libre.

En la etapa infantil, aunque para los niños jugar es instintivo, hay que impulsarles a desarrollar esa tendencia natural. La excesiva motivación para que permanezcan sentados frente a los dispositivos electrónicos y, por consiguiente, la falta de estímulo hacia el juego, inhiben su deseo de jugar, limitando su potencial creativo.

Hoy en día es imprescindible educar para el tiempo libre. Tanto los niños como los adolescentes necesitan aprender juegos y actividades lúdicas que puedan practicar en el recreo, en sus casas, en espacios públicos… Así lograrán ser competentes para utilizar y compartir su tiempo de ocio, dentro y fuera de la institución escolar, y a lo largo de toda su vida.

Los adolescentes que saben aprovechar su tiempo libre son conscientes de sus preferencias y las defienden. No se dejan “arrastrar” por intereses ajenos a los suyos. Por el contrario, los que no han descubierto sus aficiones personales, no asumen decisiones responsables respecto a la utilización de su tiempo y se abonan a las propuestas sociales de moda permitiendo que otros dirijan sus vidas.

 

Enseñar a jugar y a convivir en los recreos

En los colegios, al no estar establecida la educación para el tiempo libre, tanto niños como adolescentes actúan de una manera arbitraria en los recreos. La mayoría no juega y muchos se dedican a intimidar a sus compañeros, que permanecen a la defensiva… Por otra parte, los profesores que los cuidan suelen hacerlo con desgana, fundamentalmente porque su misión se reduce a evitar accidentes y peleas; su papel controlador resulta incómodo, no tiene aliciente.

El panorama de los recreos sería otro y sumamente interesante si se organizasen diferentes zonas y turnos de juegos y se enseñase a practicar y compartir actividades lúdicas.

 

Recuerda

▪ La educación para el tiempo libre prepara a niños y adolescentes para disfrutar y compartir su tiempo de ocio, dentro y fuera de la institución escolar, y a lo largo de toda su vida.

▪ En la infancia, aunque sea instintivo, hay que impulsarles a jugar, solos y con sus compañeros. El uso excesivo de dispositivos electrónicos, tanto en casa como en el colegio, inhibe su instinto.

▪ Los adolescentes que saben aprovechar su tiempo libre defienden sus preferencias y asumen decisiones responsables. No se dejan “arrastrar” por intereses ajenos a los suyos.

▪ En los recreos, en general, los alumnos actúan de forma arbitraria y los profesores se sienten desmotivados. Se debería enseñar a:

– Organizar diferentes zonas de juego: de interior y de exterior.

– Establecer turnos de juego.

– Cómo jugar y cuidar el material.

– Compartir actividades y resolver conflictos jugando.